Mamoplastia de reducción

La mamoplastia de reducción consiste en la extracción parcial de la glándula mamaria hipertrófica, tejido graso circundante y la extirpación de la piel sobrante. De esta manera se reduce el tamaño de las mamas, se reposicionan y se da una forma adecuada, quedando más pequeñas, ligeras y turgentes.

Las mujeres con mamas de gran volumen pueden presentar diversas molestias por el exceso de peso, como dolores de espalda y cuello, irritaciones en el surco mamario e, incluso, dificultades respiratorias. La finalidad de una mastoplastia de reducción es dotar a la paciente de unos senos más proporcionados en tamaño y forma con el resto de su cuerpo, así como eliminar las molestias causadas por unas mamas excesivamente voluminosas.

Antes de la intervención

Si la paciente tiene más de 40 años, de manera previa a este tipo de intervención es necesario realizar una mamografía o ecografía de mamas. De forma general, antes de realizar cualquier tipo de cirugía se deben tener en cuenta algunas medidas preventivas para minimizar el riesgo de complicaciones. Entre ellas:

-Evitar el uso de fármacos que contengan ácido acetilsalicílico (ej. Alka Seltzer, Aspirina, etc.).
-Dejar de fumar o reducir al mínimo el consumo al menos dos semanas antes y después de la cirugía.
-El día previo a la cirugía, eliminar esmalte de uñas de manos y pies.
-El día de la operación se debe estar en ayunas desde la noche anterior, no maquillarse y no llevar puestos objetos metálicos (ej.pendientes, piercing, anillos, etc.).

Cirugía: tipos de incisión y tiempo

Tradicionalmente, para efectuar una reducción mamaria se realizan tres incisiones que forman un ancla: una incisión alrededor de la areola, otra justo en el surco mamario y una incisión vertical que une ambas incisiones. Sin embargo, actualmente, la tendencia es reducir el número de cicatrices, por lo que en algunos casos se puede suprimir la incisión del surco mamario, quedando la incisión periareolar y vertical.

La mamoplastia de reducción se realiza en quirófano bajo anestesia general y requiere de entre 2 y 4 horas para finalizarla. Tras la intervención, la paciente permanecerá uno o dos días ingresada en el hospital.

Despues de la cirugía: condición física y posoperatorio

Al finalizar la intervención, se conectan unos delgados tubos de drenaje, con objeto de prevenir la formación de hematomas. Los drenajes se mantienen entre 24-48 horas o hasta que el líquido drenado sea escaso. Asimismo, se pautará una terapia antibiótica y para disminuir el dolor.

Es frecuente presentar hinchazón durante la primera semana tras la intervención e, incluso, un edema más prolongado que dure más de un mes y que remitirá de forma gradual. Los puntos externos, se retirarán a partir de los 10 o 15 días posteriores a la cirugía y la paciente podrá realizar vida normal y volver a trabajar tras 2 o 3 semanas desde la operación. Para realizar actividad física será necesario un poco más de tiempo, alrededor de 6-8 semanas. Asimismo, para que la recuperación sea la correcta, la paciente deberá llevar puesto, día y noche, un sujetador ortopédico o deportivo. Este sujetador se llevará durante 6 a 8 semanas, aproximadamente.

Como en toda intervención de cirugía plástica, se debe evitar la exposición solar durante 4-6 semanas. Pasadas esas 4-6 semanas, la exposición debe ser gradual y empleando fotoprotector 50 spf sobre las cicatrices.

En cuanto a las cicatrices, inicialmente aparecerán costras que darán paso a una cicatriz de color rosa o ligeramente morado. Progresivamente se irán aclarando, hasta llegar a un tono parecido al de la piel sana circundante. Cabe mencionar que tras una reducción mamaria las cicatrices siempre serán visible y permanentes, y que la calidad final de las cicatrices no se puede prever y que depende exclusivamente de las características individuales de cada persona y de la edad.

Posibles complicaciones

La aparición de complicaciones posquirúrgicas es infrecuente y responden adecuadamente al tratamiento adecuado sin comprometer el resultado final. Las complicaciones más frecuentes son:

-Hemorragia: un repentino aumento de la tensión arterial justo después de realizar ls intervención puede provocar sangrado. Generalmente, usando drenajes se reducen las complicaciones derivadas de una hemorragia. En caso de sangrado, se resuelve con una compresión externa, aunque en algunos casos podría ser necesaria una reintervención inmediata.

-Infección: puede aparecer infección local en las áreas de incisión, pero pautando una terapia antibiótica se reduce el riesgo de infección.

-Pérdida de sensibilidad del pezón: en caso de presentarse, suele ser temporal y parcial, aunque en algunas ocasiones podría quedar como secuela permanente.

-Asimetría: siempre habrá un grado mínimo de asimetría, pero hay ocasiones en que la diferencia entre la forma y/o tamaño de las mamas resulta mayor y más evidente. Esta complicación suele derivarse de anomalías en el proceso de recuperación y cicatrización. Para minimizar la asimetría habría que realizar otra intervención trascurrido un tiempo prudencial desde la reducción mamaria.

-Necrosis: es posible, aunque infrecuente, que se presente una necrosis de los tejidos y, por tanto, una incorrecta cicatrización. En tal caso, se podría mejorar la cicatriz de forma quirúrgica.